dimecres, 12 de març del 2008

El movimiento "freaky"

En principio, entendemos freaky como obsesionado a, y lo aplicamos a aquellas personas que dedican horas y horas de su tiempo a cualquier actividad trivial, sin ningún interés ni objetivo más que pasar el tiempo.
Pero también lo utilizamos para apartar y marginar a aquellos con los que no compartimos gustos y aficiones y cuyas actividades reprochamos.

El aumento de tiempo libre junto a la necesidad de buscar nuevas salidas en un mundo en que la naturaleza y el salir a pasear se nos quedan pequeños, aparecen los freakys, personas obsesionadas, centradas y preocupadas únicamente por temas muy concretos. Hoy, la informática lo es todo para muchos. Lo es todo para los freakys del ordenador, para aquellos que se sumergen en juegos de rol por Internet, creándose una nieva vida y unas nuevas relaciones “virtuales”, o también para aquellos obsesionados en conocer las máximas posibilidades y curiosidades de las nuevas tecnologías.
Personas con otros intereses, que se juntan a menudo “en comunidades” en las que todos se sienten atraídos por los mismos programas, por los mismos juegos, etc.
El interés por un mismo tema (al que ellos admiran y que los demás reprochan) es lo que los une, pero al mismo tiempo crean una personalidad común, una estética, unos gustos… todo, diferente del resto.
Esto es lo que nos lleva al segundo uso del término freaky: para designar aquello en que no estamos de acuerdo, que no nos gusta, que nos parece ridículo. La sociedad siempre ha necesitado palabras para uso de algunos en contra de los demás. Hoy, fraky es una de las más usadas, pero nos suenan también, pijo, hortera, cutre, etc.

Así pues, estamos ante un grupo de gente, con unas ideas, con unas aficiones, con unos gustos… Podríamos decir que ante una cultura de masas, pero con un objetivo que, a mi parecer, más que arte es una nueva forma de pasar el tiempo.